Ni Chávez ni Daniel, el destino está en nuestras manos
En Venezuela, no es
difícil adivinar el apoyo que puede darle el gobierno de Hugo Chávez a Daniel
Ortega. Es un secreto no muy bien guardado. Los maletines que vuelan por
América Latina, así como los cheques que se dan directamente en las Embajadas
para «colaborar» con campañas presidenciales que puedan insuflar
un poco de energías a esta menguada revolución, es bien conocido por todos.
Ya wikileaks
(cable 153018) en una de sus revelaciones publicadas en
el diario español El País, dijo que los norteamericanos consideraban al régimen
que preside Daniel Ortega como un auténtico Estado criminal, que se surte de
dinero gracias al narcotráfico y desde hace unos años, «por maletas llenas de dinero» enviadas por el presidente Hugo Chávez desde Venezuela.
Y aquí sabemos que nadie del
gobierno venezolano, ni de los poderes dirigidos por el ejecutivo, va a
averiguar absolutamente nada, basta con recordar el NO rotundo que diera Cilia
Flores, cuando era presidenta de la Asamblea Nacional, hoy diputada, respecto a
investigar la maleta de Antonini Wilson dirigida presuntamente a financiar
parte de la campaña de KK.
Las cosas se saben, nada se investiga, pero las dudas en torno a la corrupción
con el dinero de los dineros venezolanos
en manos de Hugo Chávez queda clara. No solo en Nicaragua, sino en Ecuador,
Bolivia y todos los dispuestos a manifestar en contra de los gobiernos del Perú
de Alan García; de Chile, de Colombia, etc., son financiados por Venezuela.
En abril de este año se denunció el robo de una maleta llena de dinero
del Consulado de Venezuela en Managua, aparentemente se trataba de un robo
multimillonario de dólares. Este hecho se mantuvo en total hermetismo y hasta
donde se conoce las investigaciones fueron detenidas y el paradero de la maleta
y por supuesto, de los dólares está por verse.
Algunos twiteros se preguntan si las manos de Chávez estarán metidas en
las elecciones. Sabemos que las maletas ruedan por América Latina, así que no puede
quedar duda alguna que la mano del gobierno venezolano y el dinero del pueblo
venezolano, están metidos en las elecciones de Nicaragua.
Otros twiteros denuncian que llegan venezolanos e iraníes a Managua ya
con cédula en mano listos para votar. Esta situación más que preocuparme por el
número de votantes, que a mi juicio no cambiaría la tendencia para nada; me
impresiona la metodología idéntica a la utilizada por la menguada revolución
venezolana. Donde la marca es la trampa, el chanchullo, ver cómo se hace para
burlar la decisión del pueblo, aprovecharse del poder, pelearse de frente con
la democracia para que impere la delincuencia. En eso se parecen mucho ambos
gobiernos sin contar el apego al engolosinado poder.
Otros comentarios a través del twitter, nos piden a los venezolanos que
no permitamos que lleguen más de nosotros a Nicaragua porque si no somos
cómplices. Esto no es cuestión de los venezolanos, sino de los gobiernos
tramposos.
Por otra parte, es bueno recordar que en el marco de un acuerdo de Petrocaribe,
Venezuela se comprometió a enviar a Nicaragua petróleo a precio muy ventajoso.
Esta «negociación» (las comillas son mías y las utilizo para anunciar algo turbio); se creó
la empresa Alba de Nicaragua S.A. ¿Quiénes están alrededor de esta empresa?
¿Quiénes han investigado los destinos de este dinero? ¿Cuántos nicas se han
beneficiado de este negocio? ¿Ha bajado el costo de la gasolina? ¿A quiénes les
han dado un bono?
Podemos imaginar que enfrentarse al poder, a la compra de conciencias y a
todo el dinero que llega de Venezuela no es fácil. No dudo que Daniel sea un
títere de Chávez porque este le da dinero, así como Chávez lo sea de Fidel.
Pero ni el destino de Nicaragua depende de Chávez ni el de Venezuela de Fidel,
no por casualidad ambos en su ocaso. Los destinos de nuestros países dependen
de nosotros mismos, de aquel que no quiere votar, de aquel que lucha a diario,
del que desafía, del que denuncia, de la que cocina, de los que sufren.
Nicaragua se levantará más por la fuerza de su propio pueblo que por el
deseo de un hombre. Latinoamérica merece un mejor escenario que el que he
pintado aquí, pero todos debemos arrastrar esta carreta.
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